El día de ayer fue un día que puedo
catalogar como especial en mi vida, simplemente fue una sucesión de eventos
afortunados. Repentinamente en clase me sorprendí hablando con una seguridad
tal, afirmando ciertas cosas de los temas que estábamos hablando, pero la frase
que me hizo volver la mirada fue cuando me escuche decir “yo como antropóloga te
puedo decir que…” no debería sorprenderme puesto que soy antropóloga, pero la
seguridad con la que lo dije fue la sorpresa el día de ayer, más tarde al
concluir la clase, termine atrapada en una discusión con un filosofo, una
artista y un par de psicólogas lo más sorprendente es que no estuve callada y
he de confesar que entre el filosofo y la antropóloga acaparamos la conversación,
una vez más me sorprendí, aparte de que por primera vez en mucho tiempo no
utilice mi mutismo selectivo tocamos de interés para ambos donde tanto él como
yo nos dimos a entender claramente, confieso que el comentario inmediato de una
compañera me sorprendió al decirme “…sabes argumentar muy bien tus ideas…” después
de esto mi siguiente parada consistió en preparar los alimentos y esta vez me
sorprendí disfrutando de la preparación de los mismos, sé que decepcione a la
persona que estaba a mi lado por no prestarle la atención suficiente pues aunque
lo estaba escuchando una parte de mi no lo escuchaba realmente en parte porque
de verdad disfruto cocinar y en parte porque aún tengo un poco de miedo, pero
aun así tuve una recompensa y cuando me
dijo “…cocinas muy rico…” confieso que me gusto escucharlo.
Más tarde después de ver una
insipiente obra de teatro que esperaba mejor, mientras disfrutaba de un rico
ice cream esspreso y de la compañía más deliciosa que podría haber tenido mi
interlocutor en la charla me dijo:”…eres única, no dije rara, simplemente única…”
y esta frase simplemente me llevo a cerrar mi día, conforme este se
desarrollaba me di cuenta en varios niveles que algo ha cambiado en mi, que no
veo las cosas de la misma manera que antes, que no las defiendo con vehemencia
como antes, que ahora estoy informada y argumento las respuestas, me di cuenta
que ya no es solo el correr por correr, que ya avanzo con paso firme y
decidido.
El hecho de madurar o lo que eso me
representaba no me gustaba en lo más mínimo, para mi madurar implicaba dejar de
divertirme, dejar de caminar bajo la lluvia o de saltar en los charcos, usar mi
cabello planchado o de un solo color, entre otras cosas, para mi madurar
significaba ser una persona que simplemente considero aburrida y en un momento
dado hasta temible o amargada, pues pensaba que madurar significa crecer y
simplemente dejar de vivir y comenzar a existir.
Pero ayer me di cuenta que he
madurado y que no fue necesario que me envolvieran en papel periódico para
lograrlo, ahora tengo una ideología más definida que contrario a mi formación
no necesariamente es marxista o al menos no en el sentido que el gremio esperaría,
no creo en el indigenismo y jamás lo he hecho, creo que el sistema económico en
el cual vivimos no va a cambiar solo con desearlo o con marchas, pienso que el
tener mis propias ideas y el defenderlas de manera argumentada no quiere decir
en ningún momento que debo dejar de hacer las cosas que me gustan y que
simplemente tenía la idea equivocada de la madurez.
Sé que en esto he dejado personas detrás
de mí que he considerado valiosas, ahora sé que madurar también implica el
dejar de ser complaciente con los demás y empezar a selo solo con uno mismo,
tristemente me di cuenta que nunca tuve realmente amigas o al menos no las que
yo considere mis mejores amigas, pero veo alegremente que en este momento de mi
vida estoy donde debo estar, con quien quiero estar peor lo más importante estoy
con quienes quieren estar verdaderamente a mi lado, acompañándome en mi madurez
aun sin compartir el mismo punto de vista.
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